martes, 30 de diciembre de 2014

Nuevo capítulo gratuito de Leyendas de Erodhar



Como regalo de fin de año, a partir de hoy habrá una capítulo más de Leyendas de Erodhar 01 - La Vara de Argoroth que pondrán disfrutar de manera gratuito. Eso quiere decir que, junto al prólogo, capítulo 1, 2 y 3, a partir de hoy también estará disponible en el archivo PDF el capítulo 4.


Pueden descargar el archivo PDF o leerlo en Wattpad pinchando en el siguiente enlace: http://cosminstarcescu.wix.com/leyendasdeerodhar#!empezar-a-leer/cogz

viernes, 26 de diciembre de 2014

Reseña del Blog Literario "Atrapada en unas hojas de papel"



Entra en el blog literario "Atrapada en uas hojas de papel" y descubre la reseña que han hecho sobre Leyendas de Erodhar 01 - La Vara de Argoroth. Solo tienes que pinchar en el siguiente enlace: http://www.atrapadaenunashojasdepapel.com/2014/12/leyendas-de-erodhar-la-vara-de-argoroth.html


Extracto:

"La trama gira en torno al realismo, multiperspectivismo y entramado de tramas, guardando relación unas con otras, giros inesperados, protagonistas con gran personalidad con los que pronto nos sentiremos identificados.

El ritmo de la lectura es muy bueno, el autor sabe cuándo tiene que introducirnos en una escena de acción y del mismo modo, alternar con pasajes más pausados. Nos situaremos bien en cada capítulo, ya que se proporciona un mapa junto con la obra de gran nivel y detalle."

sábado, 20 de diciembre de 2014

Fragmento del capítulo 25 (El castillo de Hrein) de Leyendas de Erodhar 01 - La Vara de Argoroth



(...) El recorrido hasta la orilla del lago se hizo en completo silencio, con el Príncipe Varian al frente de la columna, acompañado por su hermana y sus hijos. Los seguían caballeros de la Guardia de Honor y Hermanos del Hacha, entre los cuales estaba Valiant también, así como algunas de las personas importantes de Hrein, como Lord Petrew Harrin, su esposa, Lady Giselle, y sus cuatro hijos: Almdar, Hemdall, Auncell y Ralof. En total eran dos mil quinientas almas entristecidas que salieron por una pequeña puerta situada en un lateral del castillo, para rendir homenaje y alzar unas plegarias por las almas del Rey Arnthor, Ser William Nomenglaus, y los soldados caídos en la batalla del desierto.

Todo el mundo vestía ropas elegantes y limpias para la ocasión. El Príncipe Varian llevaba un jubón aterciopelado de color azul y una capa blanca muy hermosa; Lady Ayleen llevaba un vestido negro con bellos adornos en dorado y plata; Lord Harrin y sus hijos llevaban casacas elegantes de color verde oscuro, mientras que su mujer había preferido un vestido de lana marrón. Los soldados vestían sus cotas de mallas de anillas, y las llevaban por debajo de las casacas azules con el león coronado en el pecho, en el caso de los caballeros de la Guardia de Honor, y casacas naranjas con las dos hachas entrecruzadas, en el caso de los Hermanos del Hacha.

Los árboles que rodeaban el castillo también se habían vestido para la ocasión, con una gruesa capa blanca, debido a la nieve que había caído en los últimos dos días.

«Es como si el bosque también rindiera homenaje a los caídos», se dijo Valiant, viendo cómo se mecían lenta y tranquilamente los árboles. Él se había vestido con la cota de malla y el jubón que le había regalado el general Lumiere cuando decidió unirse al ejército de la corona. Era un uniforme parecido al que vestían normalmente los caballeros de la Guardia de Honor, solo que el suyo no llevaba bordadas las tres flores de lis blancas alrededor de la cabeza de león coronado, ni colgaba una capa dorada de sus hombros, como las que llevaban en ese momento Galian o Elhendor.

—Reza por sus almas —susurró Galadoriel. Estaba caminando a su lado, con Fenja asentada en el hombro. El dracofénix abrió el pico de manera cariñosa—. Este bosque es el lugar ideal para que los dioses nos escuchen.

—Lo sé —le dijo Valiant, y entonces rezó.

Lo había hecho en otras ocasiones, pero esta vez lo hizo con más ganas que nunca. Y no rezó solo por las almas de Will, o del viejo rey, o de los soldados que habían muerto en el desfiladero; sino por todos los demás también. Aquellos que seguían con vida, pero vivían bajo el yugo de un tirano.



Fragmento del Capítulo 24 (El gorrión enjaulado) de Leyendas de Erodhar 01 - La Vara de Argoroth. Puedes descargar los cuatro primeros capítulos gratis aquí: http://cosminstarcescu.wix.com/leyendasdeerodhar#!empezar-a-leer/cogz

martes, 16 de diciembre de 2014

¡Sorteo especial de Navidad!



Se acerca la Navidad y un año nuevo. 

Puesto que hace poco la página de facebook de Leyendas de Erodhar ha alcanzado los 1000 Me Gusta (y los ha superado con creces) creo que ha llegado la hora, en estas fechas tan señaladas, de mostrar mi agradecimiento hacia todos los fans de mi novela. Por ello, en colaboración con el blog "Atrapada en unas hojas de papel", donde muy pronto habrá una reseña de la novela, hemos organizado un sorteo (a nivel nacional) de un ejemplar de Leyendas de Erodhar en papel + el mapa de Erodhar en tamaño A2 (50x70 cm).



Para participar y leer las bases del sorteo, solo tienen que pinchar en este enlace: http://www.atrapadaenunashojasdepapel.com/2014/12/sorteo-leyendas-de-erodhar-gana-un.html

miércoles, 26 de noviembre de 2014

Fragmento del Capítulo 24 (El gorrión enjaulado) de Leyendas de Erodhar 01 - La Vara de Argoroth


(...) La nieve estaba cayendo con más y más intensidad conforme avanzaba la tarde, cubriéndolo todo con un espeso manto de color plateado. El cielo sobre Gromhildar había amanecido gris aquel día, y aunque faltaban un par de semanas para la llegada oficial del invierno, lo que iba a ser una nueva lluvia otoñal se convirtió de repente en la primera nevada del año.

Los mozos del castillo habían encendido todas las chimeneas para espantar el frío, pero aun así Lugkok no conseguía entrar en calor, y en esos momentos no creía que volvería a sentir calidez alguna vez, pues su alma estaba congelada por dentro.

«Llegará aquí de un momento a otro. De un momento a otro...», se repetía una y otra vez dentro de su cabeza. Casi de manera obsesiva.

Estaba plantado frente a la ventana de sus aposentos, con la cama en un lateral, la puerta detrás y la chimenea a su derecha. Desde allí tenía una vista perfecta de la cúpula de la catedral de Luten, en esos momentos vestida totalmente de blanco, en cuyos tejados solían asentarse siempre que hacía buen tiempo las palomas y los gorriones de la ciudad. En alguna ocasión se había quedado allí, en su ventana, mirando las aves correteando de un lado a otro, peleándose por unas migas de pan que traían en el pico desde la plaza. Lo hacía sobre todo cuando tenía que pensar y necesitaba tranquilidad para ello. Y en esos momentos tenía muchas cosas en las que pensar. «Demasiadas cosas en las que pensar.»

El día había amanecido gris para él desde muchos aspectos, no solo desde el punto de vista climático. Lo supo cuando a primeras horas de la mañana llegó un cuervo con una nota enrollada alrededor de la pata. Su padre era el único de todo el reino que había adiestrado cuervos en vez de palomas, búhos u otras clases de aves para llevar mensajes, así que supo desde mucho antes de desenrollar la nota que su contenido no podía traer nada bueno. Y raras veces se equivocaba en algo concerniente a su padre.

El mensaje era claro y conciso, escrito con mucha prisa, por lo que se le había grabado en la mente desde la primera vez que lo leyó:

“En vista de lo ocurrido con Lady Ayleen, he decidido viajar a Gromhildar y encargarme personalmente de tu fracaso. Hablaremos de tu incompetencia en cuanto llegue allí”.

Su padre era el único hombre que conocía capaz de atemorizar a alguien con tan solo un par de frases. Le había enviado la nota desde Merath, un pueblo que estaba a menos de un día de viaje de Gromhildar. Según sus cálculos debería llegar a la ciudad hacia el atardecer de ese mismo día. «Y en cuanto llegue querrá saber cómo ha escapado Lady Ayleen, a dónde ha ido, y cómo es posible que aún no la hayamos encontrado», se dijo a sí mismo.

(...)

Fragmento del Capítulo 24 (El gorrión enjaulado) de Leyendas de Erodhar 01 - La Vara de Argoroth. Puedes descargar los cuatro primeros capítulos gratis aquí: http://cosminstarcescu.wix.com/leyendasdeerodhar#!empezar-a-leer/cogz

lunes, 24 de noviembre de 2014

Crónica Feria del Libro de Almería 2014


Parece que fue ayer cuando arrancó la Feria del Libro de Almería, no el pasado miércoles. Y es que, cuando estás acompañado por tantos grandísimos escritores y, sobre todo, grandísimas personas, el tiempo pasa volando. Para mí personalmente esta era la segunda Feria del Libro a la que asistía, después de haber estado firmando ejemplares en la Feria de Madrid el pasado mes de junio (no lo pongo para fardar que conste xd), así que ya sabía cómo funcionaba esto. Aun así, aquí todo fue distinto. Teníamos nuestro propio stand, estábamos al mando, teníamos cinco días por delante y solo teníamos que presentar y vender nuestros libros al público. Teníamos el poder. ¡Escritores al poder! Ahora cierta contraseña de cierto blog ha cobrado sentido. ¿Verdad Saray? ;)

El primer día empezó siendo uno flojo. ¿Para qué nos vamos a engañar? Mitad de semana, un día raro, nublado y con algo de viento…, el número de personas que se acercaron a la Plaza Vieja no fue uno muy grande, pero, aun así, nuestro rincón arrancó y conseguimos al acabar el día contabilizar la venta de ocho ejemplares. No está mal.

El segundo día, jueves, fue algo mejor en cuanto a ventas, pero lo más importante fue sin duda los vínculos que ya habíamos creado entre nosotros, los escritores, las risas de larga duración (no solo los parados son de larga duración en este país) que hacen que te duelan los músculos de la cara, y el compañerismo. Todos ellos afloraron de una manera espectacular, trayendo de ese modo las energías positivas que se apilaron encima, alrededor y debajo de nuestra caseta. Energías positivas que significaron el pistoletazo de salida para el gran éxito del fin de semana.

Viernes, sábado y domingo fueron sin duda los tres mejores días de la feria. Empezaron a venderse los libros de fantasía también, la existencia de nuestro grupo de escritores había llegado ya a oreja de un gran número de personas (razón de porqué siempre había gente alrededor de nuestra caseta) y, admitámoslo, la cesta con un ejemplar de cada libro que había a la venta, para sortear y entregar a uno de los compradores, fue el mejor incentivo para que muchas personas compraran uno o varios de nuestros ejemplares. (¡¡Al que se le ocurrió lo de la cesta solo decirle que es un crack!!).

Y ya para acabar, que sé que si hago la crónica mucho más larga no la va a leer ni dios, solo me queda decir que más allá de los libros que hemos vendido y firmado, lo más importante ha sido el compañerismo, el buen rato que hemos pasado y, sobre todo, la crema de chocolate ;)










martes, 18 de noviembre de 2014

Feria del Libro de Almería 2014

Muy buenos días a tod@s.

Este miércoles, 19 de noviembre, empieza la Feria del Libro de Almería, que tendrá lugar en la Plaza Vieja de dicha ciudad. Allí estaré presente para firmar ejemplares de mi novela Leyendas de Erodhar todas las tardes a partir de las 17:00 horas, en la caseta 19 de la Librería Cometa junto a ms compañeros del Rincón del Escritor Almeriense (EREA) y, a determinadas horas, también en las casetas de las Librerías Picasso y Nobel.

Así mismo el sábado, día 22 de noviembre, de 18:00 a 19:00 estaré en la caseta que el Ayuntamiento de Almería ha puesto exclusivamente para firma de ejemplares y lugar de contacto entre autor y escritor (Los libros tendrán que adquirirse en las casetas de alguna de las librerías)







miércoles, 5 de noviembre de 2014

Fragmento del Capítulo 23 (La Fortaleza de la Esperanza) de Leyendas de Erodhar 01 - La Vara de Argoroth


(...) Cuando los cuernos enemigos sonaron, un grupo de pájaros emprendió el vuelo, y de repente Valiant fue consciente del aire frío que llenaba su pecho y de los latidos frenéticos de su corazón. Los jinetes habían incrementado el ritmo de su galopada y de un momento a otro estarían al alcance de las flechas, así que agarró un proyectil y lo colocó en la cuerda. Echando un vistazo breve por encima del hombro, vio que los demás también estaban preparados para entrar en combate, aunque en la vanguardia la fila de enemigos aún estaba lejos.

—No desperdiciéis una flecha si no tenéis un buen ángulo de tiro —escuchó decir a Galadoriel. La elfa dobló la resistente y flexible madera de su arco élfico para colocar la cuerda—. Y escondeos detrás del árbol después de cada disparo para recargar.

—Así lo haré —asintió Lady Ayleen; estaba pálida como un fantasma, pero Valiant sabía que el miedo que sentía no era por ella, sino por sus hijos, que en aquel momento estaban escondidos tras un árbol, con cuatro personas alrededor para protegerlos.

«Cuatro personas son pocas para una madre —pensó Valiant—. Y más cuando los enemigos son cien.»

Un par de jinetes asomaron entre los árboles a menos de cincuenta metros de distancia. Nada más verlos alzó el arco, lo tensó y apuntó. Darle a un blanco en movimiento nunca resultaba fácil, todo el mundo lo sabía, pero la clave estaba en concentrarse, controlar la respiración y esperar el momento adecuado para soltar. De modo que aguardó pacientemente hasta que...

El asta siseó de manera sonora al liberarse de la cuerda. El proyectil voló como un destello fugaz y fue a parar al hombro de un enemigo. Aunque no era una herida mortal, por la velocidad a la que iba el soldado la embestida de la flecha le desequilibró y le hizo caer de su montura, rompiéndose el cuello contra un árbol cercano. De inmediato Valiant agarró otra flecha y volvió a disparar. Esta vez tuvo más suerte y la saeta fue a parar en el cuello del otro jinete enemigo. Sus ballesteros respondieron enviando una ráfaga de dardos en su dirección, así que Valiant se escondió tras el árbol para colocar otra flecha en la cuerda. Oyó los proyectiles golpear de manera violenta la corteza del árbol, y aprovechó el momento para echarle un vistazo a Lady Ayleen y Galadoriel.

La señora de Sindoria había hecho un disparo certero que tocó blanco a más de cuarenta metros de distancia; pero después hizo un segundo disparo en el que se precipitó demasiado, y la flecha falló por centímetros. El soldado al que había fallado darle echó mano de su ballesta y estuvo a punto de dispararla; pero, por suerte, Galadoriel lo abatió con un disparo certero que le atravesó un ojo. Valiant no manejaba nada mal el arco, aunque no era precisamente su arma favorita, pero Galadoriel era una tiradora ejemplar que había aprendido el arte de la arquería desde pequeña. La elfa no había fallado ningún blanco hasta el momento, y por cada flecha que ellos disparaban, ella disparaba tres, todas igual de certeras y mortíferas.

«Nunca dejará de impresionarme la facilidad y el modo con que maneja el arco», se dijo a sí mismo Valiant. Una vez tuvo preparada la flecha en la cuerda, salió de detrás del árbol y buscó con la vista otro objetivo. Divisó cinco jinetes avanzando por el flanco derecho, dando voces y agitando sus espadas en el aire, mientras se cubrían el pecho con escudos redondos de cuero negro endurecido, con bordes y tachones de hierro.

«Estos son más inteligentes», pensó Valiant mientras los observaba acercarse poco a poco. Al cubrirse con sus escudos, los jinetes dejaban un blanco demasiado pequeño a la vista, en algún lugar a la altura del cuello, de modo que había muchas menos probabilidades de dar en el blanco. «Pero no lo suficiente.»

           Valiant se llevó la pluma de ganso de la flecha hasta la oreja, eligió blanco, apuntó y soltó la cuerda; (...)


Fragmento del Capítulo 23 (La Fortaleza de la Esperanza) de Leyendas de Erodhar 01 - La Vara de Argoroth. Puedes descargar los cuatro primeros capítulos gratis aquí: http://cosminstarcescu.wix.com/leyendasdeerodhar#!empezar-a-leer/cogz

viernes, 31 de octubre de 2014

Fragmento del Capítulo 22 (Lady Ayleen) de Leyendas de Erodhar 01 - La Vara de Argoroth



(...)
—No necesariamente —la voz de Galadoriel estaba cargada de esperanza, lo cual transmitió a Valiant también—. Conozco muy bien esta parte del bosque, y no muy lejos de aquí hay un lago y un río. Cerca de la orilla hay un olmo  muy grande en cuya base se esconde una cueva. Muy pocos lo saben; pero tal vez Lady Ayleen sí. Creo que los soldados de DeMordwell les dieron alcance, así que decidió ir hacia el lago, con la esperanza de poder esconderse bajo el árbol. Otra razón no se me ocurre para justificar por qué ha elegido esta ruta. Al oeste solo está el lago, el río, y leguas y leguas de bosque. Es mucho más fácil seguir hacia el noroeste y después atajar por el Fangal de las Ancianas. Es una ruta vigilada por los centinelas de Haddaras, y los hombres de DeMordwell no se atreverían a adentrarse tanto en el bosque.

—Genial —dijo Valiant sonriente—. Vayamos hasta ese lugar.

Los demás se mostraron de acuerdo con él, así que volvieron a sus monturas y se pusieron en marcha. Durante otro par de horas, siguieron el rastro de las pisadas, que les llevó hasta el lugar que les había descrito Galadoriel. Los pinos soldados empezaron a escasear en esa zona, y los olmos pasaron a dominar el paisaje, sobre todo en la orilla del lago y a lo largo de un pequeño río que descendía desde las montañas.

«Ahora solo queda que Galadoriel encuentre ese árbol», se dijo a sí mismo Valiant, mientras la elfa comprobaba que estaban en el lugar correcto. Siempre iba al frente de la partida, con los ojos bien abiertos, estudiando el entorno. Las pisadas del escuadrón de soldados enviados por Lugkok DeMordwell también estaban presentes por la zona, así que cabalgaron con mucho cuidado; querían encontrar a Lady Ayleen cuanto antes, pero también querían evitar una pelea, si era posible.

La suerte estuvo de su lado y no se toparon con sorpresas indeseadas en ningún momento. El viejo olmo tampoco se les escondió durante demasiado tiempo. Lo hallaron rodeado de más árboles, aunque ninguno tan grande, tan ancho y tan viejo como él.

Valiant observó que las raíces tenían un tamaño espectacular y estaban profundamente enterradas en la tierra. A su alrededor, la maleza había crecido formando pequeños matojos y setos verdes que ocultaban la existencia de cualquier entrada que podría haber en la base.

—Este lugar es antiguo, profundo y secreto —les dijo Galadoriel. La elfa descabalgó y se acercó a la base del árbol para buscar la entrada. Los demás la imitaron—. Los elfos de antaño construyeron una veintena de lugares semejantes bajo árboles de tamaño descomunal. Servían de refugio para los exploradores que tenían que pasar muchos días en el bosque. Este es el único que hay en el reino de los hombres. Los demás están en lo más profundo del bosque de Elodriel, y en las cercanías de Haddaras. A muchas leguas de distancia de aquí.

—Barn, encárgate de esconder los caballos —le pidió ser Galian al norteño—. Los soldados de Lugkok DeMordwell podrían estar por la zona, y no queremos llamar la atención hacia este lugar, sobre todo si Lady Ayleen está realmente aquí.

—Mis hombres y yo nos quedaremos vigilando —accedió Barn, cogiendo las riendas de las monturas—. Si hay problemas os avisaremos de inmediato.

El norteño y los otros tres Hermanos del Hacha cogieron todos los caballos y se perdieron entre la maleza y los árboles. Los demás siguieron buscando la entrada a la cueva junto con Galadoriel.

—¡Aquí! —Les llamó la elfa de repente—. ¡Venid! Ya encontré la entrada.
Al apartar la maleza crecida alrededor de la base del árbol, quedaba a la vista una abertura lo bastante ancha y grande para que pasase por ella un hombre fornido. El interior estaba oscuro y las paredes de la entrada húmedas, y como no podían escuchar ningún sonido que indicara la presencia de seres vivos, fueron bajando de uno en uno para registrar la cueva.

(...)

Fragmento del Capítulo 22 (Lady Ayleen) de Leyendas de Erodhar 01 - La Vara de Argoroth. Puedes descargar los cuatro primeros capítulos gratis aquí: http://cosminstarcescu.wix.com/leyendasdeerodhar#!empezar-a-leer/cogz

miércoles, 29 de octubre de 2014

Fragmento del Capítulo 21 (Una vida termina y otra empieza) de Leyendas de Erodhar 01 - La Vara de Argoroth


El sumo sacerdote Jules Klatu caminó en silencio entre las hileras de hombres y mujeres que atestaban la Catedral de la Luz Sagrada, y no se detuvo hasta estar frente al altar donde descansaba el cuerpo sin vida del viejo Rey Arnthor Nomenglaus, el cuarto de su nombre.

«Menuda pérdida de tiempo», se dijo a sí mismo Vladimir DeMordwell, siguiendo con la mirada al sumo sacerdote. Bajo el brazo sujetaba el Compendio Sagrado de la Luz, el libro más importante de la fe de Luten, en cuyo interior se hallaban las oraciones que por tradición los sacerdotes leían para despedir a los muertos. En este caso el hombre al que estaban a punto de despedir era un rey; así que el sumo sacerdote de Andorath, el religioso de mayor rango que existía en cada capital de provincia del reino, era el encargado de llevar a cabo el funeral, bajo las miradas de las más de mil personas que habían acudido a la catedral.

En su gran mayoría eran nobles del Consejo de Justicia o personas de alto estatus social, que recibieron permiso para entrar en la catedral y presentar el último adiós al que, durante cincuenta años, había sido el soberano de Aldaeron. Fuera, por toda la ciudad y sobre todo en los alrededores de la catedral, había cientos de miles de hombres, mujeres y niños que se habían echado a las calles invadidos por la tristeza de la muerte de un gran rey.

«La fe de Luten habla de humildad, respeto y pobreza, pero el sumo sacerdote está vestido en oro, seda y rubíes», pensó Vladimir DeMordwell disgustado, viendo la túnica de seda color blanco, ribeteada con hilillos dorados que formaban llamaradas centelleantes, que llevaba Jules Klatu. Era tan larga que la parte de abajo estaba ennegrecida de tanto arrastrarla por el suelo, pero no importaba; las joyas estaban alrededor del cuello y en la cabeza, donde llevaba una mitra dorada con adornos de plata y oro en forma de soles, así como rubíes color fuego incrustados en la superficie. En la mano derecha tenía agarrada con firmeza una vara de oro, tan alta como un hombre y tan hermosa como los rayos del amanecer tras un día tormentoso. Además, Vladimir observó tres grandes anillos de oro con rubíes de color esmeralda, cobalto y escarlata en los dedos de la mano que sujetaba la vara.

Fragmento del Capítulo 21 (Una vida termina y otra empieza) de Leyendas de Erodhar 01 - La Vara de Argoroth. Puedes descargar los cuatro primeros capítulos gratis aquí: http://cosminstarcescu.wix.com/leyendasdeerodhar#!empezar-a-leer/cogz

viernes, 24 de octubre de 2014

Fragmento del Capítulo 18 (La Traición) de Leyendas de Erodhar 01 - La Vara de Argoroth

Art by Sarel Theron
(...) 


No había caminos que recorrieran los angostos y gélidos valles montañeses por los que cabalgaban.

«Aunque los hubiera daría lo mismo —pensó Valiant—. Es más fácil encontrar una aguja en un pajar que dar con un campamento en medio de estos bosques.»

El Bosque de los Osos se extendía sobre la ladera de la montaña, que a veces veían a lo lejos cuando encontraban un pequeño claro donde los árboles enrarecían. El resto del tiempo estaban rodeados por los gigantescos pinos soldado y abetos de copa amplia color verde grisáceo, que se alzaban sobre ellos imponentes, y cuanto más se acercaban a las Montañas Heladas, por abetos de color verde plateado cubiertos de nieve. A ras de suelo había cada vez menos vegetación, y podían ver un manto de agujas color verde oscuro cubriendo buena parte del terreno.

Habían pasado lagos de aguas azules y tranquilas, riachuelos largos que descendían de la montaña, algunos estrechos y de poca profundidad, otros más anchos y profundos... pero no conseguían encontrar ni rastro de algún campamento de gran magnitud. Tampoco podían imaginar dónde podrían haber levantado un vivaque de semejante tamaño, capaz de acoger un ejército de diez mil soldados, en medio de aquella inmensidad boscosa que no parecía tener fin.

El color rojizo y dorado de las hojas otoñales escaseaba cuanto más avanzaban hacia el norte. El verano había terminado hacía un mes, y aunque unas cuantas millas más al sur todavía estaba presente el otoño, allí el invierno se había apoderado de la región casi dos meses antes de tiempo. La temperatura apenas se elevaba unos cuantos grados por encima de cero durante el día, pero aquella tarde hacía tanto frío en el Bosque de los Osos que posiblemente estaba por debajo de cero. Al menos eso pensaron cuando alcanzaron otro riachuelo de aguas cristalinas, y vieron que había una capa fina de hielo en la superficie. Valiant observó, además, que en esa parte del bosque el silencio era mucho más profundo, y hasta cierto punto tranquilizador, pues eso significaba que no había animales salvajes por las cercanías. Hasta el momento lo que más habían temido eran los encuentros con los fieros osos pardos, o con los lobos que a veces descendían de las montañas. Por suerte, no se toparon con ninguno de los dos. Los únicos lobos que había allí en esos momentos eran Maiwen y Tornado.

«Quizás su presencia mantiene a los demás animales salvajes alejados de nosotros», se dijo Valiant cuando, al igual que los demás, trató de encontrar una explicación lógica de por qué el bosque estaba tan solitario.

—Genial... —escuchó de repente la voz de Trianna, cargada con su habitual mal humor—. Este es el noveno arroyo con el que nos topamos. ¿Cuándo vamos a admitir que nos hemos perdido?

—Ya te lo hemos dicho, Trianna. No nos hemos perdido —Galadoriel se lo había explicado en más de una ocasión aquella tarde, y lo mismo había hecho Nimue, pero la hija del general Lumiere no quería aceptarlo—. Conozco los bosques mejor que nadie —añadió la elfa—, y te aseguro que no estamos extraviados.

—En ese caso sigo sin entender por qué llevamos horas caminando sin rumbo fijo, cuando ya deberíamos haber encontrado ese campamento. Discúlpame si a estas alturas ya no confío tanto en tus habilidades como exploradora.

Elhendor echó los ojos por encima de la cabeza antes de intervenir en la conversación.

—No la pagues con Galadoriel —dijo—. Todos estamos cansados de dar vueltas por este bosque viejo, sombrío y gélido, pero ella no tiene la culpa.

—Exacto —asintió Will con brusquedad—. La culpa es de ese maldito hombre despiadado y cruel que se hace llamar a sí mismo señor y guardián de la provincia de Dunhold, (...)

Art by Cyril Tahmassebi

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jueves, 23 de octubre de 2014

Fragmento del Capítulo 16 (En misión diplomática) de Leyendas de Erodhar 01 - La Vara de Argoroth


(...) Los soldados que montaban guardia en la entrada les miraron con cara de pocos amigos, y por unos segundos Valiant creyó que les impedirían el paso; pero todo quedó en eso. Cruzaron al otro lado del rastrillo sin problemas. Galadoriel había llamado a Fenja, que hasta aquel entonces había estado surcando los cielos, para que se acomodase sobre su hombro. Al pájaro no le hizo mucha gracia, pero la elfa temía por la vida de su dracofénix, que podría ser atacado por los cientos de cuervos que sobrevolaban el castillo en aquel momento.

—Ahora entiendo por qué el emblema de los DeMordwell es un cuervo —murmuró Galadoriel, mientras barría los cielos con la mirada. El batir de las alas y el graznar de los cuervos resultaba insoportable—. Es la primera vez que veo tantos cuervos sobrevolando un castillo.

—Están nerviosos —observó Laurelinad—. Debe haber alguna razón para que estén tan agitados.

Hallaron la respuesta minutos más tarde, mientras pasaban al trote junto a la enorme plaza pública del castillo, que en aquellos momentos estaba repleta de gente y de gritos. Estaban presentes allí por lo menos la mitad de los habitantes de Dunhold: hombres, mujeres y niños, todos apretados alrededor de un enorme estrado de madera construido en medio de la plaza, mirando una de las escenas más horrorosas que uno podía imaginar. Algunos podrían haber dicho que aquello era una ejecución pública; pero tenía toda la pinta de una masacre general.

Valiant contó a ojo a doce ahorcados, ocho hombres atados a cepos de madera para ser humillados por los campesinos, y una fila de por lo menos quince o veinte hombres y mujeres encadenados, que iban de uno en uno hacía un tocón de roble viejo donde les esperaba un verdugo corpulento con la cara tapada. El filo oscuro de su hacha de gran tamaño estaba ensangrentado, y de vez en cuando arrancaba pequeños destellos de luz, sobre todo cuando la alzaba para decapitar a los condenados.

Los cuervos que sobrevolaban agitados el castillo se habían dado un buen festín hasta el momento con los doce desgraciados que murieron en la horca, y estaban esperando impacientes que el verdugo terminase su trabajo para poder continuar el banquete. Se habían comido los ojos, la lengua y la nariz de casi todos los ahorcados. En los que tenían el busto desnudo, se podía apreciar aquellas partes donde les habían comido la carne hasta el punto de que se podía ver el hueso.

   Algunos de los que estaban atrapados en los cepos habían tenido la mala suerte de que algún cuervo hambriento se les hubiera acercado para picotearles la cara. Al tener inmovilizadas las manos, lo único que podían hacer era gritar y suplicar a los soldados que montaban guardia alrededor del estrado para que se los quitasen de encima; pero los guardias no solo no les ayudaban, sino que encima empezaban a reír y a apostar entre ellos para ver quién perdía el ojo primero por el picotazo de algún cuervo.

(...)

Fragmento del Capítulo 16 (En misión diplomática) de Leyendas de Erodhar 01 - La Vara de Argoroth. Puedes descargar los cuatro primeros capítulos gratis aquí: http://cosminstarcescu.wix.com/leyendasdeerodhar#!empezar-a-leer/cogz

domingo, 12 de octubre de 2014

Fragmento del Capítulo 15 (El Pacto) de Leyendas de Erodhar 01 - La Vara de Argoroth



De la parte más alejada de la calle se empezó a escuchar el ruido de unos pasos, que fueron creciendo en intensidad poco a poco, hasta que un par de hombres vestidos con chaquetillas sencillas de cuero marrón, calzones de lana y botas de tacón con polainas aparecieron delante de la taberna. El que encabezaba la marcha era mucho más alto y corpulento que su acompañante, tenía una expresión adusta reflejada en el rostro y sujetaba un pequeño bastón en la mano derecha. Abundante pelo negro y mojado sobresalía por debajo de su sombrero de copa, y en el cuello lucía un colgante de plata con una mano esquelética rodeada por una serpiente.

El segundo hombre tenía una mirada expectante y parecía bastante preocupado por algo. Se comportaba de un modo que indicaba que nunca antes había estado en un barrio marginal como aquel. Las ropas que lucía tampoco concordaban con su aspecto. Era bajito y rechoncho, aunque tenía una pose de noble que se le notaba sobre todo al caminar, y bajo su bigote poco poblado torcía la boca con desagrado ante el aspecto del lugar. La lluvia le había empapado la ropa, de modo que parecía estar a punto de reventar por culpa de la presión que ejercitaba en su barriga la camisa de lino que llevaba por debajo de la chaquetilla.

Wegenald no se movió ante la aparición de esos dos hombres, aunque ahora tenía la mirada enfocada en ellos.

—Curioso lugar para una reunión —escuchó decir al hombre más bajito, cuando él y su acompañante llegaron frente a la taberna.

—El lugar ideal —afirmó el otro. Tenía una voz mucho más ruda—. ¿Nunca antes habías estado en el barrio de los Ladrones?

—No—respondió el primer hombre—. Mis anteriores visitas a Andorath fueron hace mucho tiempo, y me han llevado a otras partes de la ciudad muy distintas a esta. De todos modos... —añadió, echando un vistazo alrededor de la calle—. Parece que tu maestro se está retrasando. ¿Dónde está?

—Más cerca de lo que crees —susurró Wegenald.

Los dos hombres giraron bruscamente para buscar el origen de la voz. El tono que había empleado al hablar les debió erizar los pelos en la nuca a ambos. Algo que Wegenald notó en sus rostros azotados por el miedo y la impresión; algo que le causaba un enorme placer.

Fragmento del Capítulo 15 (El Pacto) de Leyendas de Erodhar 01 - La Vara de Argoroth. Puedes descargar los cuatro primeros capítulos gratis aquí: http://cosminstarcescu.wix.com/leyendasdeerodhar#!empezar-a-leer/cogz

sábado, 11 de octubre de 2014

La Vuelta al Mundo en 80 Libros

Muy buenos días a todos/as.

El próximo sábado, 18 de octubre, tendrá lugar en Huércal de Almería, en el Centro Cultural Cortijo Moreno, un evento de lo más ameno dedicado a la cultura y la artesanía. Al igual que en el Gastro-Art, el rincón del escritor almeriense, del que formo parte junto a otros trece excelentísimos autores, estará presente en un stand en el que tendréis a vuestra entera disposición todos y cada uno de nuestros libros. Por tanto, además de charlar con nosotros y conocernos un poco mejor, podrán adquirir nuestros libros dedicados.

Así que ya sabes, si quieres pasar un rato agradable, disfrutando de todas las actividades que ha preparado el Centro Cultural, y además conocer a un gran número de escritores almerienses y sus obras, pásate por el Centro Cultural Cortijo Moreno de Huércal de Almería, entre las 18:00 y las 21:30 horas.

¡¡Nos veremos allí!!


domingo, 5 de octubre de 2014

Fragmento del Capítulo 13 (Fuego e Ira) de Leyendas de Erodhar 01 - La Vara de Argoroth

Art by: Cyril Tahmassebi


(...) Cabalgaron sin descanso durante más de veinte leguas antes de alcanzar la hondonada que formaba las tierras de los Tomty. La granja estaba construida en un lugar apartado del valle, junto a un pequeño bosque y bastante alejada del río. Estaba rodeada por un huerto de manzanos en el sureste y campos extensos de trigo y maíz en el oeste, que en aquel momento estaban totalmente quemados. Los atacantes habían incendiado la finca y los dos graneros; y una vez se vieron consumidos por las llamas, el fuego se debió de extender por los campos, dejando a su paso un mar de hollín y tierra calcinada.

   «Aquí ya no queda nada», se dijo a sí mismo Valiant. «El fuego lo ha consumido todo.»

   Fenja, enviada por Galadoriel, sobrevoló varias veces los alrededores en busca de algún superviviente, pero lo único que quedaba allí eran los restos carbonizados de una veintena de hombres, de los que era imposible determinar quiénes eran los familiares del alcalde Tomty, y por lo menos un par de centenas de orcos, soldados y caballos muertos en las cercanías de la finca, donde se llevó a cabo la batalla entre los jinetes de Ser Decker y los orcos que atacaron la granja.

   —Esto es peor de lo que había imaginado —dijo Nimue horrorizada, mientras recorrían a pie los terrenos de la granja.

   —¿Qué clase de animales harían algo así? —inquirió Galadoriel asqueada.

   «Los orcos», quiso decir Valiant, pero fue Will quien le respondió.

   —Me temo que estos son los horrores de la guerra —dijo con voz seria, pateando un yelmo ensangrentado y cubierto de hollín. El caballero estaba inspeccionando el terreno, buscando indicios que le permitieran reconstruir lo que había pasado allí.

   Valiant hizo lo mismo.

   Al parecer los soldados de Ser Decker sorprendieron a los orcos en pleno saqueo, y los atacaron desde el norte, atrapando al enemigo entre un muro de lanzas y escudos por un lado, y las llamas que estaban consumiendo la granja y los campos de trigo por el otro. Una buena estrategia, en su opinión; sin embargo, algo debió de ir mal si el curso de la batalla cambió tan drásticamente como para que al final hubieran sido los orcos los vencedores. Por los indicios que había en el campo de batalla, la única explicación coherente para ese cambio tan radical residía en que, tal vez, los jinetes de Ser Decker concentraran sus fuerzas demasiado tiempo en el ataque frontal, descuidando los flancos, permitiendo a los orcos resistir la embestida, reorganizarse y contraatacar. Contando a ojo, el número de cadáveres humanos era aproximadamente igual al de cadáveres orcos, lo que indicaba que estos superaban en número a la tropa de Ser Decker. «Eso, quizás, haya marcado la diferencia final». (...)


Fragmento del Capítulo 13 (Fuego e Ira) de Leyendas de Erodhar 01 - La Vara de Argoroth. Puedes descargar los cuatro primeros capítulos gratis aquí: http://cosminstarcescu.wix.com/leyendasdeerodhar#!empezar-a-leer/cogz